lunes, 24 de junio de 2013

El agua y la pérdida de peso

"Beber agua hace adelgazar", "hay que beber 1,5 litros de agua al día", "beber permite eliminar"… Estas frases aparecen siempre en las conversaciones. Pero, ¿realmente beber agua adelgaza? ¿Hay que beber determinadas aguas para mantener la línea? Claire Marino, dietista, te da las respuestas.
El agua y la pérdida de peso 
© Thinkstock
El agua, a excepción de las aguas termales, no tiene virtudes adelgazantes. Sin embargo,  puede desempeñar un papel importante en una dieta, siempre y cuando no se consuma  la misma todo el tiempo.

Beber no hará que pierdas peso

Más de la mitad del cuerpo humano es agua y, para poder funcionar, nuestro organismo debe consumirla continuamente. El agua tiene diferentes funciones: mantiene la temperatura corporal alrededor de los 37°C, limpia nuestro cuerpo y elimina los desechos y las toxinas, asegura la hidratación de nuestras células, garantiza el buen funcionamiento de nuestras articulaciones y transporta los nutrientes, las vitaminas, los oligoelementos y los minerales necesarios para nuestra salud. El agua es por tanto imprescindible.
Sin embargo, “no adelgaza” afirma Claire Marino, dietista. Y añade: “el principio básico del agua es hidratar”. De hecho,  cada día perdemos 1,5 litros a través de la orina, las heces, la piel y la respiración así que debemos compensar esta pérdida. La alimentación aporta parte de las cantidades necesarias de agua pero el resto llega a través de las bebidas.
Mala noticia: es inútil beber litros de agua pensando que nos ayudarán a adelgazar o a mantener la línea. ¡Sería demasiado fácil!

El agua, una aliada para tu dieta

Durante una dieta, una verdadera dieta que implique una verdadera pérdida de peso, el agua puede desempeñar un papel importante. En un proceso adelgazante, “se han constatado cantidades de ácido úrico y cuerpos cetónicos más elevados” revela Claire Marino. "Beber más, permite aumentar la diuresis (secreción de orina) y eliminar con mayor facilidad estos desechos”, explica la dietista. "Recomiendo a mis pacientes que están a dieta beber, al menos, un litro de agua al día”. Puedes beber un vaso cada dos horas. Además, las dietas, especialmente las hipocalóricas, pueden acarrear un déficit de minerales. De ahí la importancia de compensar estas pérdidas bebiendo aguas ricas en minerales.
Beber un vaso de agua puede resultar eficaz para calmar las ganas de comer ya que produce una sensación de saciedad. No olvides que el agua no aporta ninguna caloría así que puedes sustituir el picoteo por vasos de agua. Y además ¡beber agua significa no beber zumos, cerveza…!

Variar las aguas

"A menudo escuchamos que hay que consumir esta o aquella agua de manera exclusiva durante una dieta. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, y en eso coinciden todos los nutricionistas” dice Claire Marino. Consumir una única agua rica en magnesio puede irritar el colon porque el magnesio tiene un efecto laxante. Es mejor variar las aguas mientras estamos a dieta. Cada una tiene sus propios efectos según los minerales que contiene.
  • El calcio permite compensar las posibles carencias que puede provocar una dieta.
  • Un agua rica en magnesio permite luchar contra el cansancio. Por otra parte, el magnesio es un calmante que puede ayudar a controlar las ganas imperiosas de comer relacionadas con el estrés.
  • Los sulfatos, gracias a sus propiedades diuréticas, contribuyen a la eliminación de toxinas del organismo y ayudan a mejorar el tránsito intestinal.
  • Un agua rica en potasio lucha de manera eficaz contra la retención de líquidos favoreciendo el drenaje de los tejidos. Además, ayuda al organismo y, sobre todo a los riñones, a eliminar los desechos (principalmente la urea y el ácido úrico) generados por una dieta rica en proteínas.
  • Los bicarbonatos facilitan la digestión.
Finalmente, no tenemos por qué beber agua mineral embotellada: el agua del grifo filtrada también es buena. En conclusión: bebe más si comes menos y ¡bebe de manera inteligente!
A.-S. Glover-Bondeau

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